
Breve manual para el desarrollo de Portugal
Creo que Portugal tiene condiciones únicas para convertirse en un país vencedor en el mundo en el que vivimos. Para ello es importante, en primer lugar, conocer las competencias que nos diferencian del resto de los países. A continuación, debemos difundir este designio nacional entre toda la población. Y en tercer lugar, debemos llevar adelante un debate nacional sobre la mejor forma de explotar y rentabilizar al máximo estas capacidades.
Mi libro, Do Medo ao Sucesso, tiene el objetivo fundamental de fomentar este tan necesario debate. No me considero el dueño de la verdad y tampoco creo tener opiniones indiscutibles. Pero tampoco renuncio a mi responsabilidad de hacer aquellas preguntas que creo necesitan de respuestas.
En esta breve reflexión me gustaría centrarme en el primer paso que consiste en la identificación de nuestras habilidades, señalando un trío de las actividades económicas que considero esenciales para el futuro de Portugal: el turismo, la industria y el mar. El primero ya está consolidado como un sector central de nuestra economía. Los otros dos presentan un enorme potencial futuro, especialmente el último.
El turismo: bandera de éxito
Más allá de que aún hay mucho por mejorar – y siempre hay cosas que pueden mejorarse – considero que el turismo es un buen ejemplo de una correcta explotación de nuestras competencias distintivas. Y es también un caso de éxito especial, ya que demuestra cómo un trabajo conjunto por parte del sector público y del privado acabó por ubicar esta actividad en una posición destacada a nivel mundial.
Desde hace mucho tiempo sabemos del enorme potencial turístico de nuestro país. La gran diferencia es que a estos recursos, existentes y conocidos, se unió una multiplicidad de voluntades que se han coordinado para alcanzar un objetivo claro.
Cabe destacar que esta transformación no fue el producto de un plan perfectamente elaborado. Sin embargo, la verdad es que los resultados positivos no tardaron en llegar y en 2017, el turismo ya representaba el 7,5% de la riqueza generada en Portugal. Se fueron creando o mejorando las infraestructuras necesarias al mismo tiempo que supimos aprovechar condiciones externas favorables.
Este esfuerzo colaborativo nos llevó a emerger en el mapa turístico mundial como un actor de relieve y una referencia para el mercado. Una apuesta que tuvo coraje, que tuvo arrojo, que tuvo autoconfianza, fue la que hizo la diferencia entre intentar y conseguir. Sin embargo, hay otros sectores de nuestra economía, igualmente importantes, en los que aún faltan el arte y el ingenio para triunfar.
La industria: el esqueleto de la economía
Diversificar las apuestas económicas nacionales para evitar la concentración del riesgo es una estrategia obvia pero clave. Desafortunadamente, el consenso sobre la necesidad de hacer de la industria un designio nacional es difícil de lograr. Algo que resulta por demás problemático, considerando que la industria crea estructuras más sólidas, que contribuyen enormemente para el desarrollo económico del país a largo plazo.
Un país industrializado es capaz de garantizarle a su población una vida más estable y un mayor nivel de ingresos. A pesar de que esto no sea necesariamente percibido por la mayoría de la población de forma inmediata o en el corto plazo, la decisión de industrializar el país es de una enorme importancia.
No obstante, invertir en la industria no es una actitud fácil de tomar. Y existen varios argumentos que se esgrimen a la hora de justificar esta inacción: un sistema de justicia ineficiente, un ambiente legislativo volátil, un mercado laboral rígido, la fuerte competitividad del contexto global y la posición periférica del mercado nuestro territorio son algunos de los más referidos. En mi opinión, sin embargo, el factor más importante para que no se apueste por la industria es la falta de coraje en asumir aquello que realmente importa para el futuro de los portugueses.
La inversión en la industria tiene que ser un proyecto nacional y, posteriormente, tal como sucedió con el turismo, esta apuesta tendrá que ser adoptada como suya, tanto por el sector público, como por el sector privado.
El mar: una oportunidad más allá de nuestro horizonte
Como he dicho muchas veces y nunca me canso de reiterar: el mar es el recurso que tiene el mayor potencial para la creación de riqueza en Portugal. Aprovecharlo debe ser otro de nuestros designios nacionales.
Sin embargo, y por extraño que pueda parecer, la mayoría de los portugueses no tienen ni un mínimo contacto con la realidad de la economía de los océanos. Es por ello que aquí reside la verdadera lucha que debemos trabar. Tenemos que empezar por combatir el desconocimiento de uno de los recursos más importantes de nuestro territorio, creando las condiciones para que las próximas generaciones cuenten con una comprensión acabada de los temas vinculados al mar. Tenemos que construir una universidad nacional dedicada a los temas del mar y estructurar las competencias de gestión de recursos que nos permitan crear más investigación.
Si tenemos éxito, construiremos un país preparado para liderar la economía azul en todo el mundo, aprovechando el recurso más importante del planeta para las próximas generaciones
¿Éxito garantizado?
Únicamente haciendo del desarrollo estructurado y sostenible un tema y objetivo común para todos los ciudadanos podremos consolidar a Portugal un país relevante en el escenario mundial. Esta es la responsabilidad que todos compartimos: contribuir a mejorar Portugal y el mundo.
¿Estoy seguro de que tendremos éxito siempre? Claro que no. Pero sé que si fallamos una, dos, tres veces, estaremos más cerca de conseguir acertar. Ese el pensamiento que nos debe guiar. El riesgo es un ingrediente fundamental del éxito. Retirarlo de la ecuación nos impedirá alcanzar nuestras metas.
Si estas breves reflexiones, más profundas y estructuradas en mi libro, sirven para que cada uno de nosotros, en la medida de sus capacidades y percibiendo que participamos en una sociedad compuesta por conciudadanos, se comprometa con el desarrollo de nuestro país, estaré satisfecho.