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Digitalización – una oportunidad poco explorada por los empresarios portugueses

En un mundo cada vez más globalizado, caracterizado por mercados dinámicos donde sólo las empresas más ágiles logran ser exitosas, la competitividad de las empresas nacionales depende mucho de su capacidad de adaptación y de la forma en que logran responder a los imperativos de una economía sin fronteras. En este escenario, la digitalización está redefiniendo las reglas del juego.

La digitalización no es apenas una nueva tendencia en el mundo empresarial. Es también un componente esencial de una estrategia de internacionalización que presenta, a su vez, exigentes desafíos a las empresas nacionales, caracterizadas por bajos niveles de competitividad frente a sus congéneres de otros países y por un elevado porcentaje de empresas que ni siquiera tienen presencia online.

La digitalización es, por lo tanto, un paso esencial y urgente que el tejido empresarial portugués debe tomar, sin ignorar obviamente los retos que enfrenta.

Desafíos de la digitalización

En este camino hacia la digitalización portuguesa, la comunidad empresarial nacional tiene por delante tres grandes retos:

Renovación tecnológica: la falta de voluntad o coraje para invertir en nuevas tecnologías crea un distanciamiento considerable entre las últimas innovaciones presentes en el mercado y las tecnologías que se utilizan hoy en el panorama empresarial e industrial nacional. Las empresas portuguesas en gran medida conciben aún a la tecnología como un argumento accesorio y no estratégico.

Colaboradores con falta de cultura digital: la resistencia frecuentemente verificada en la formación tecnológica de los colaboradores de las empresas y el desaprovechamiento de oportunidades de mejor capacitación y actualización de sus competencias promueve la falta de una cultura digital. Esta no es sólo de los colaboradores, sino de los propios decisores, incapaces a veces de comprender los beneficios reales de coger el tren de la transformación digital.

– Analítica como enabler de nuevos modelos de negocio: otro desafío radica en la capacidad de recogida y análisis de la enorme cantidades de datos generados por la digitalización de la economía, esencial para hacer de la analítica digital un elemento central en la definición de nuevos modelos de negocio.

Digitalización asegura productividad

En los días que corren, la digitalización es casi condición sine qua non para garantizar altos niveles de productividad – y competitividad – y asegurar una posición sólida cuando el área de juego pasa por los mercados internacionales. Pero, ¿de qué modo consigue la digitalización asegurar mejoras en los niveles de productividad?

– Más competencias, mejor formación: La digitalización y la transformación a ella inherente consiguen impactar tanto en la fuerza de trabajo cualificada como la no especializada. Mientras que la mayoría de los empleados de las empresas no sean Millennials o miembros de la Generación Z, es necesario garantizar la formación adecuada y mejorar las competencias de los trabajadores a través de iniciativas que promuevan la digitalización. Con este tipo de enfoque, AT&T redujo el ciclo de desarrollo del producto en un 40% y aceleró el time to reveneu en un 32%.

– Cambio de estrategia: la digitalización comienza siendo una necesidad para convertirse rápidamente en un pilar del negocio de las empresas, componente esencial en la definición de nuevas estrategias. Las empresas deben dejar de concebir a la tecnología como un mero conjunto de productos y servicios técnicos que garanticen operaciones y comenzar a encararla como un enabler de negocio, un argumento estratégico que fomenta la creación de nuevos modelos y que potencia otras fuentes de ingresos que mejoran el desempeño.

– Transformación de la experiencia del consumidor: el mundo digital permite que las empresas respondan a las necesidades de sus clientes de nuevas formas a los fines de asegurar un rendimiento superior. La analítica de datos, por ejemplo, permite recopilar información esencial sobre las especificidades de cada cliente para personalizar y optimizar la experiencia del consumidor, ofreciendo productos adecuados a su perfil y aumentando las hipótesis de éxito.

Digitalización, el Sector Privado y el Estado

Es imperativo fomentar el espíritu de innovación y garantizar que los principales actores de la economía nacional asuman su papel como enablers de una digitalización que no va a esperar a aquellos que se queden atrás. Hay que exigirle al tejido empresarial portugués concienciación, comprensión y, después, el valor y la determinación para actuar. Y también debe asumir un mensaje crucial: la digitalización ya no es opcional, sino imperativa.

Empresas como NOS, en el sector de las telecomunicaciones, o el Banco Best en el sector bancario, apuestan hoy en la digitalización y en tecnologías disruptivas como la Inteligencia Artificial para personalizar sus servicios. Otro buen ejemplo son los CTT, una empresa que ha emprendido un proceso de profunda transformación durante los últimos años y que se empeña en diversificar y digitalizar su negocio y los procesos asociados a él.

Los decisores del sector privado deben cumplir un papel esencial en la aplicación de estrategias de digitalización que sirvan de pilares para consolidar empresas más competitivas y productivas que compitan en el mercado global.

Sin embargo, el Estado también debe asumir sus responsabilidades como facilitador de la revolución digital y como ejemplo en la optimización de procesos, en la superación de antiguas rutinas instituidas y en la dinamización de estrategias. De acuerdo con el estudio “Digital by Default: Impacto Económico y Factores de Éxito”, adoptando una estrategia verdaderamente digital, nuestro país podrá lograr ahorros de hasta 400 millones de euros solamente en lo que respecta al Estado.

Hechas las cuentas, el costo de no conseguir implementar un proceso de digitalización exitoso no podría ser más gravoso. En este escenario particular, la cuestión radica en asumir que la digitalización no es el enemigo, considerando las mejores maneras de adoptarla efectivamente. ¿La alternativa? Ver el negocio languidecer de forma lenta e irrecuperable.

Las empresas nacionales que no logren hacer esta transición no sobrevivirán en un mundo digitalizado, donde se necesita mayor agilidad, dinamismo y capacidad de respuesta. El tren está en movimiento y es obligatorio cogerlo.