Innovación. Una cuestión de supervivencia

Innovación: una cuestión de supervivencia

La innovación – que durante algún tiempo fue considerada “una moda” de la que todos gustaban hablar, pero que parecía un lujo reservado únicamente a las empresas ricas – pasó a ser considerada por muchos una dimensión vital para la sostenibilidad de los negocios.

La necesidad de “dejar de hacer como se hizo siempre” es hoy aceptada por todos y, por lo tanto, serán cada vez menos los empresarios portugueses que se crean capaces de basar el desarrollo de sus negocios y el crecimiento económico en una estrategia que recurra a mano de obra poco cualificada y a una política de bajos salarios.

Incluso los más renuentes al cambio se van rindiendo a la revolución del conocimiento que opera hoy a un ritmo vertiginoso. Los avances tecnológicos, la cara más visible de esta revolución, son constantes y disruptivos, lo que exige conjugarlos con estrategias de desarrollo económico que sean cada vez más sofisticadas y productivas.

Inteligencia artificial, economía circular, industria 4.0 o digitalización de la economía, son sólo algunos de los innumerables conceptos y herramientas que seguirán produciendo cambios radicales en el mundo de los negocios en los próximos años.

A mitad de la tabla en innovación

¿Y cómo se está desempeñando Portugal en el medio de esta revolución? De acuerdo con los resultados del European Innovation Scoreboard (EIS) 2018, Portugal está lejos de presentar una trayectoria brillante, pero tampoco podemos hablar de decepción.

Nos situamos a mitad de la tabla de este ranking anual que evalúa el desempeño de los 28 países de la Unión Europea y que incluye a otros ocho países, en las áreas de investigación e innovación, clasificándolos en Innovadores Líder, Fuerte, Moderado y Modesto.

En la última evaluación, Portugal se ubicó en el puesto 14 entre los 28 países de la UE y 18 entre las 36 economías analizadas, liderando junto con la República Checa el grupo de países moderadamente innovadores. Este resultado nos posiciona delante de países como España, Italia y Grecia, pero rezagados de otros competidores directos como Irlanda, Austria y Bélgica, y muy lejos de los líderes Suecia, Dinamarca y Finlandia.

En relación a los indicadores o dimensiones de estudio, Portugal mejoró en lo que respecta al Entorno Propicio para la Innovación, en el Impacto sobre el Empleo y en el Atractivo de los Sistemas de Investigación, pero sigue mostrando dificultades en áreas como la Inversión en Investigación y Desarrollo, la Innovación en las PYME, la Colaboración entre agentes del sector privado y el Impacto en las Ventas.

Obstáculos a superar

Estos resultados nos permiten concluir que Portugal está todavía lejos de invertir lo suficiente en I+D/nuevos negocios y que no aún consigue transferir satisfactoriamente el conocimiento de los investigadores al mercado, transformando este know-how científico en un activo para la creación de bienes y servicios innovadores, capaces de generar un alto valor agregado.

La deficiente cooperación entre el tejido empresarial y el sector científico/tecnológico es entonces uno de los obstáculos a la innovación que es necesario superar. Los empresarios debemos aprovechar y capitalizar el conocimiento producido por las universidades y centros de investigación, sin el cual difícilmente alcanzaremos el éxito en el mercado global.

Algo se ha hecho en este campo, pero todavía estamos lejos de lograr la optimización deseada, que deberá incluir a su vez un refuerzo de los fondos destinados al financiamiento de la investigación. Dicho de otra forma: necesitamos más investigación pero precisamos, antes, saber aprovechar mejor la investigación con la que ya contamos.

Otro obstáculo persistente al desarrollo de negocios innovadores es la escasez de recursos destinados a su financiación, en particular en forma de capital de riesgo. Esta es una debilidad estructural de la economía portuguesa, contrarrestada por la disponibilidad de fondos europeos, como sucede a través del programa Sistema de Incentivos a la Innovación Productiva, pero que están aún lejos de ser suficientes.

Estudiar el mercado

A nivel de los estudios de mercados, que cuentan hoy con herramientas tecnológicas cada vez más rigurosas, las empresas portuguesas también enfrentan limitaciones que impactan negativamente en la rentabilidad de la inversión, es decir, en el rendimiento de las ventas de bienes y servicios.

La creación de productos innovadores debe basarse primero en una correcta planificación de la comunicación y el marketing, que debe comenzar por estudiar a fondo las necesidades y deseos de los clientes y consumidores potenciales y, a continuación, proponer las tecnologías y los procesos de desarrollo de productos que, solo entonces, tendrán garantizados una demanda efectiva y la generación de valor.

Para superar estos y otros obstáculos a la innovación es necesario, en primer lugar, que las empresas portuguesas aprenden a trabajar de forma mancomunada, estableciendo alianzas estratégicas (nadie innova solo), lo que demanda un cambio de mentalidad de los administradores y tomadores de decisiones, en el sentido de explorar en red todas las múltiples tecnologías disponibles.

Quien lo haga, quien esté dispuesto a arriesgar, será sin lugar a dudas más innovador y más competitivo. Quien no sea capaz, quedará  inexorablemente en el camino. Es por eso que la innovación es hoy una cuestión de supervivencia.