La economía del mar en Portugal. Un designio nacional

La economía del mar es una fuente de inmensas oportunidades que permitirían garantizar la prosperidad futura de Portugal. Aprovecharlas es un designio nacional y un deber de todos y cada uno de los ciudadanos portugueses.

Nuestra relación con el mar va mucho más allá de una cuestión geográfica o económica, ya que es un trazo constitutivo de nuestra identidad y sobre todo un motivo de orgullo. El mar ha sido el pasado de muchos portugueses, sigue siendo nuestro presente y, sobre todo, ha de ser nuestro futuro.

Los océanos representan el 71% de la superficie del planeta y han sido siempre una fuente de riqueza y uno de los mayores recursos naturales de la humanidad. Por ello, los países costeros deben concebirlos como activos nacionales vitales, un hecho ineludible en el caso de nuestro país.

El mar portugués

Las costas portuguesas acaparan más de 2.500 kilómetros, lo que equivale a 1.700.000 km². Esta superficie en breve podría llegar a ser de 3.900.000 km² (lo cual equivale a 1.3 veces el tamaño de la India) en el caso de que prospere la solicitud de ampliación del límite exterior de la plataforma continental. Esto permitiría extender la soberanía sobre el suelo y el subsuelo de la zona más allá de las 200 millas náuticas.

Sin lugar a dudas, esta oportunidad ha de ser aprovechada y se trata de una campaña que debe tener el apoyo de todos y cada uno de los portugueses. Con ello, Portugal se colocaría en las primeras ocho primeras posiciones del mundo en zona marítima, consolidándose como una potencia mundial a este respecto.

Parece por tanto evidente que el mar es un vector fundamental para nuestro desarrollo sostenido y sostenible. Debemos diseñar los mecanismos que permitan explotar este recurso de manera estratégica, garantizando también su sostenibilidad a largo plazo. Ahora mismo, Portugal atraviesa un momento idóneo para que se realicen inversiones que impliquen el mejor aprovechamiento del recurso del mar.

Nuestras limitaciones técnico-financieras

Sin embargo, como manifesté durante mi participación en las últimas Jornadas Parlamentares del CDS en Viana do Castelo, para hacer de esto una realidad es necesario recorrer un largo camino y emprender un sinnúmero de tareas. Desde mi punto de vista, hasta ahora no hemos hecho lo suficiente.

Nos encontramos ante una situación muy difícil. Tenemos en frente nuestro una enorme oportunidad para abrazar un futuro próspero y promisorio pero, dada nuestra realidad actual, estamos condicionados para poder aprovechar al máximo este momento.

Financieramente, ni el Estado ni las empresas portuguesas tienen en la actualidad la posibilidad de emprender las inversiones que se necesitan para llevar adelante una explotación adecuada de la economía del mar. Por eso necesitamos llevar a cabo un trabajo profundo junto con nuestros empresarios y decisores políticos a los fines de constituir y liderar alianzas estratégicas que nos permitan generar fuentes de financiamiento, internas y externas, de las cuales no disponemos en la actualidad.

Técnicamente, no contamos con la cantidad suficiente de recursos humanos cualificados para desempeñar las tareas que nos serán exigidas para que logremos un resultado mínimamente satisfactorio. De esta manera, además de valorizar los excelentes pero escasos recursos con los que ya contamos, debemos encontrar maneras de atraer personal cualificado a nivel internacional y generar estructuras que nos permiten formar más y mejor personal portugués de nivel internacional.

Para ello, resulta fundamental la implicación del Estado, el empresariado, así como de la sociedad portuguesa en su conjunto. El Estado porque debe generar y garantizar las condiciones necesarias para que florezca la iniciativa privada dentro de la economía del mar. El tejido empresarial porque, sin necesidad de depender del Estado, debe demostrar proactividad y espíritu emprendedor e innovador en este sector. Y la sociedad en su conjunto porque se impone un cambio de paradigma en la forma en que los portugueses se planteen su relación con el mar.

 La educación en los valores del mar

Hay que ver este camino de puesta en valor del recurso del mar como un designio nacional que todos por igual debemos apoyar y acompañar. Y para lograr este consenso es fundamental el papel de la educación. Necesitamos educar tanto a las presentes como a las futuras  generaciones en la cultura sobre el mar, para que sean capaces de comprender la influencia que el océano y la economía del mar tiene sobre Portugal como pueblo.

Se trata de una tarea que debe arrancar en la escuela y llegar hasta la Universidad. Hay que poner el mar en la conciencia portuguesa desde la infancia, que se asuma como un elemento identitario. Inclusive los empresarios necesitamos educación marítima, para que seamos capaces de percibir las oportunidades y potencialidades de la economía del mar sobre la que, siendo especialistas, adquiriríamos una enorme ventaja competitiva dentro de la economía mundial.

Pero nunca seremos capaces de avanzar hacia estos objetivos si primero no profundizamos el debate nacional en torno a ese extraordinario recurso que es para Portugal el mar. Sobre su aprovechamiento, sobre su impacto en la economía y la sociedad portuguesas, y sobre las expectativas que conlleva en el posicionamiento mundial del país.

Un debate nacional profundo, serio y abierto  que desencadenará un proceso en el que se hará necesario un liderazgo fuerte y comprometido por parte de un empresariado que ha de tomar verdadera conciencia de la importancia del potencial de la economía del mar.

Una vez más, se trata primero de no dejarnos llevar por el cortoplacismo de la búsqueda de resultados inmediatos y, segundo, de perder el miedo a asumir riesgos. Sólo así Portugal podrá ocupar el lugar que le corresponde como referente mundial en la economía del mar.