
Los obstáculos del modelo de desarrollo de las PYME portuguesas
El diagnóstico ya existe y hay consenso: el universo de las PYME portuguesas tendrá que superar el reto de la internacionalización, especialmente a través de las exportaciones, para poder recorrer exitosamente los caminos del desarrollo y del crecimiento económico, eludiendo así la inevitable asfixia causada por un mercado nacional pequeño, tanto en términos de dimensión como de poder adquisitivo.
Vencer estos obstáculos es el designio de las PYMEs nacionales, históricamente enfrentadas a un crónico déficit de productividad/competitividad, fruto del retraso en el compromiso con el proceso de modernización y de una apuesta excesiva en mano de obra intensiva, muchas veces poco remunerada.
Otro obstáculo que se impone a este deseado cambio es la propia naturaleza del tejido empresarial, formado en un 99,9% por pequeñas y medianas empresas, siendo que el 96,2% de las mismas son micro-empresas, es decir, unidades con menos de 10 trabajadores y un volumen de negocios anual inferior a 2 millones de euros.
De esta manera, enfrentamos un contexto muy particular, donde la falta de dimensión y masa crítica de la gran mayoría de las PYME redunda a su vez en un conjunto de desafíos específicos a la consolidación del tejido empresarial portugués como motor del crecimiento del país.
Mucho por hacer
A pesar de todas las dificultades estructurales, el comportamiento de la economía portuguesa ha mostrado en los años más recientes indicadores positivos y prometedores. Las PYME portuguesas, que constituyen la espina dorsal de la economía, han realizado un enorme esfuerzo de modernización y adaptación a las condiciones de competencia en un mercado cada vez más exigente y global.
Un esfuerzo a aplaudir, pero que está lejos de corresponderse con una transformación estructural, ya que el número de empresas exportadoras es aun pequeño, siendo prácticamente residual la cantidad de compañías que comercializan sus productos en más de cinco mercados diferentes. Esto significa que resta aún un largo camino por recorrer para que nuestras empresas y PME puedan consolidarse en los mercados externos.
La internacionalización de nuestras empresas, de eso estamos hablando, resulta así un verdadero designio nacional, la única forma de crear riqueza de manera sustentable, mejorando la calidad de vida de todos los portugueses. Y este desafío solo será superado exigiendo la participación y el compromiso de todas las partes involucradas, desde organizaciones empresariales y sindicales hasta el gobierno y las políticas públicas.
Desafíos vitales de las PYME
Entre los principales retos que enfrenta la consolidación de este modelo de crecimiento sostenido de las PYME portuguesas, podemos mencionar, en primer lugar, la captura y retención del talento. Resulta evidente que la evolución de las organizaciones en la actualidad está inextricablemente ligada a la capacidad de descubrir y retener las personas adecuadas en las actividades más importantes para el negocio.
Esta es una dimensión vital de la gestión moderna de la empresa que ha sido algo descuidada por parte del empresariado portugués, más teniendo en cuenta que entre el 70 y 80% de nuestras PMEs son de raíz familiar, organizaciones que suelen presentar una mayor aversión a entregar los cargos de dirección a profesionales por fuera de los núcleos accionistas.
Otro obstáculo tradicional al que se enfrentan las PYME es el acceso a capital en condiciones competitivas. Son unidades muchas veces asentadas en una base de capital propio, poco robusta, lo que compromete la inversión y su desarrollo estratégico. Por otro lado, teniendo en cuenta la constante variación en las condiciones de financiación debido a los cambios en la situación de los mercados internacionales, es la propia complejidad del proceso de acceso al crédito la que genera muchas veces entropías innecesarias y la pérdida de oportunidades de buenos negocios.
De ahí que haya mucho que hacer en esta área con el objetivo de crear canales aceitados y transparentes de acceso al financiamiento, sin el cual el crecimiento de las empresas se vuelve una tarea ciclópea.
Innovación y creatividad: las palabras mágicas
Cuando hablamos del desarrollo sostenido de las PYME apoyado en el éxito de las exportaciones, los términos creatividad e innovación surgen como palabras mágicas aliadas al desafío de la transformación digital de las empresas, camino obligatorio para asegurar niveles razonables de competitividad en los mercados globales, con base en productos y servicios más innovadores de base científica y tecnológica.
Sin embargo, teniendo en cuenta que la innovación es costosa, es importante apostar por estrategias colaborativas lideradas por las grandes empresas y que involucren a las PYME y entidades no empresarias del sistema de Investigación y Desarrollo, asumiendo las instituciones de enseñanza superior un papel fundamental no sólo en la formación y valorización de recursos humanos altamente cualificados, sino también como agentes de enlace entre estos recursos humanos y las empresas.
Por encima de todo, es importante que las PYME sepan asociarse para ganar masa crítica, uniéndose en clústers sectoriales que les permitan ganar mayor dimensión para competir en los mercados extranjeros.
Los empresarios portugueses ya tienen muy claro que deben arremangarse, trabajar y no quedar a la espera del manto protector y las líneas orientadoras de un Estado aún absorbido en responder a los efectos de un doloroso rescate financiero. Únicamente enfrentando y superando estos desafíos, las PYME portuguesas estarán en condiciones de transitar la tan deseable senda de la internacionalización.