PYMEs y grandes empresas: alianzas estratégicas para el crecimiento del tejido empresarial portugués

Portugal es el segundo país de la Unión Europea con más empresas pequeñas y de tamaño medio (PYME) por cada 100 habitantes, justo detrás de la República Checa. Las PYMES portuguesas representan en la actualidad el 99,9% del tejido empresarial y dan empleo a cuatro de cada cinco trabajadores. Estas pequeñas empresas, en muchos casos familiares, han contribuido en gran medida a que nuestro país cerrara el 2017 con el mayor crecimiento del siglo, un aumento del PIB del 2,7%.  Sin embargo, todavía queda mucho trabajo por hacer.

Las fuentes de financiación privada siguen siendo marginales, la carga fiscal muy abultada y los costes fijos como el agua o la luz se amontonan. Surgen nuevas exigencias regulatorias que penalizan los negocios casi a diario y la tecnologización, imprescindible para su expansión internacional, se produce a cuentagotas. Estas son algunas de las tareas pendientes que debemos abordar entre todos y de las que hablé en una entrevista publicada en el Expresso.

En este sentido, uno de los mayores retos al que se enfrentan las PYME portuguesas en la actualidad refiere a su modelo de crecimiento. Para aumentar sus exportaciones, diversificar mercados y competir con las empresas extranjeras –su principal amenaza– , las PYME deben encontrar formas de generar alianzas y sinergias entre ellas, al mismo tiempo en que trabajan conjuntamente con las grandes empresas, que son las que disponen justamente de los recursos y la logística necesaria para la expansión. Mientras las PYME consideren a su vecino, pequeño y grande, como un competidor en lugar de un socio para operar en el extranjero, el crecimiento será más difícil.

En lo que respecta a la primera estrategia, podemos encontrar un buen ejemplo en la industria del calzado portugués. La Asociación Portuguesa de Fabricantes de Calzado, Componentes, Artículos de Piel y sus Sustitutos (APICCAPS) aunó esfuerzos para crear una marca propia de “zapato portugués”, aumentando su productividad en un 27% en cuatro años. Si tenemos en cuenta que la mayoría de las PYME son microempresas con un promedio de tres personas, el resultado no es poco satisfactorio. Este es un claro ejemplo a seguir por parte del comercio textil, el sector de la metalurgia y la agricultura.

La segunda estrategia, que implica trabajar mancomunadamente con las grandes empresas, se presenta más problemática ya que se suele plantear los intereses de las PYME y las grandes empresas como divergentes. Sin embargo, tanto unas como las otras pueden colaborar y beneficiarse mutuamente.

Beth Winston de smallbusiness.chron.com deja muy en claro porqué las PYMEs son importantes para las grandes empresas:

  • Cadena de suministro: las pequeñas empresas proporcionan servicios vitales a las grandes empresas, ya que muchos fabricantes de productos complejos dependen de cientos de proveedores más pequeños que fabrican piezas específicas e intermedias.
  • Innovación: la investigación y el desarrollo pueden ser engorrosos para una gran empresa, pero muchas ideas creativas a menudo provienen de negocios pequeños y ágiles.
  • Clientes: las pequeñas empresas forman una base de clientes esencial para muchas empresas de mayor porte, especialmente aquellas orientadas a servicios y que comercializan soluciones especializadas para pequeñas empresas.
  • Mano de obra: suele existir una retroalimentación en términos de talento y fuerza de trabajo entre las empresas grandes y pequeñas que operan en un mismo sector económico. En muchos casos, los trabajadores más jóvenes comienzan su carrera profesional en pequeñas empresas para luego ser reclutados por empresas grandes que, algunas veces, ofrecen mejores compensaciones salariales.

 

Por otro lado, James Botkin and Jana Matthews, identifican en su libro Winning Combinations aquellas debilidades que presentan las PYMEs y frente a las cuales las grandes compañías pueden servir de aliadas estratégicas:

  • Sus canales de comercialización y distribución son a menudo inadecuados para llevar sus productos y servicios al mercado internacional globalizado.
  • La continua necesidad de financiamiento y capital por parte de las PYMEs limita su margen de maniobra.
  • El desvío de atención y tiempo a la búsqueda – y negociación – de mecanismos de financiamiento le restan lugar al desarrollo de nuevos mercados y sistemas de distribución.

 

Las grandes empresas son una fuente obvia de asistencia en muchas de estas  áreas (distribución, financiación, marketing, etc.) pero muchas veces los pequeños empresarios sospechan de las intenciones de las grandes empresas, sobre todo temiendo su absorción. En este sentido, las cámaras de comercio son excelente socio que puede fungir de nexo a la hora de estrechar esta alianza tan necesaria, contribuyendo a superar las resistencias y sospechas de cada uno de los lados. En la Cámara de Comercio e Industria Portuguesa (CCIP) entendemos claramente esta función y buscamos consolidarnos día a día como una institución de la sociedad civil autónoma y totalmente independiente del poder político que apoya a las empresas en su crecimiento, promoviendo, en particular, el vínculo entre las PYME y las grandes empresas

Sabemos que las PYMEs son la base del tejido industrial y tenemos muy en claro también que las grandes empresas aportan un porcentaje substancial del PIB de Portugal. Sin una estrecha alianza entre todos los sectores del empresariado portugués no podremos estar a la vanguardia de esta ola de crecimiento con la que estamos sorprendiendo a Europa. Debemos unirnos ahora y desde la CCIP continuaremos con nuestro trabajo diario y arduo para cumplir con este cometido.

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